PR5_171210/PABLO PERIS Alfonso Armada es de esos periodistas que tiene las ideas claras, un periodista de los de toda la vida. Aquellos a los que les gusta contar historias. Y si algo tiene Armada son historias para contar. Su paso por medios como El País o El Faro de Vigo y ABC, le han dejado un poso de experiencia y de historias que no tienen lugar en las páginas de los periódicos. Por ello, ha decidido recoger todas esas historias en libros, como Cuadernos africanos, España de sol a sol, El rumor de la frontera o su última obra, Diccionario de Nueva York.

Sin embargo, Alfonso Armada no se desanima y sigue apostando por el periodismo de calidad y los buenos reportajes. Y lo hace en la red. De este empeño nace FronteraD, su último proyecto que recientemente ha cumplido un año de vida, todo un éxito y una declaración de intenciones para aquellos que piensan que esas ‘otras’ historias no tienen cabida en los medios de comunicación y no interesan.

Esta apuesta es una clara respuesta a los medios tradicionales, en los que la barrera entre información y entretenimiento es cada vez más difusa. Por eso, en palabras del propio Alfonso Armada, “hace falta gente que quiera seguir contando historias” y, en definitiva, huya de esa nueva lacra del periodismo conocida como ‘infoentretenimiento’.

Esta tendencia, cada vez más afianzada, se debe a la pérdida de un modelo de negocio que “se está evaporando delante de nuestros ojos”, según Armada, para quien es necesario que las personas y no los periodistas vuelvan a ser los protagonistas. “Cuando el periodista se convierte en protagonista, algo va mal”, afirmaba justo en un momento en el que el centro de atención de los medios se centra más en las historias de los periodistas que en las de los propios protagonistas de las noticias. Algo que hemos visto recientemente en el conflicto del Sahara.

Todo esto debe llevarnos a reflexionar. Vivimos en un momento en el que el periodismo necesita, más que nunca recuperar los viejos valores que le hicieron constituirse como el cuarto poder. ¿Por qué no seguir el ejemplo de Alfonso Armada?

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